viernes, 10 de abril de 2015

El Ahorro y los Gastos Presupuestados


El presupuesto es la mejor manera de mantener control de nuestro dinero. Y no me refiero a escribir en un papel lo que queremos gastar y ahorrar cada mes, sino el conocimiento de dónde gastamos el dinero y nuestros hábitos adquisitivos, para poder manejar nuestras finanzas y ahorros adecuadamente y así realizar metas económicas de largo plazo que son realistas. Ese presupuesto.

Hace más o menos un año escribí varias entradas en este blog explicando cómo crear un presupuesto de principio a fin. Son las entradas más populares de El Dinero y Otras Cosas y me alegro por que significa, que, con el pasar del tiempo, es algo que muchos habéis examinado con la idea de manejar vuestras finanzas organizadamente.

Esta vez he pensado en ilustrar cómo gastar dinero para ahorrar. En serio.

Pero no te vayas de compras todavía.



Primero, hablemos de prioridades

Si ya tienes un presupuesto en marcha, sabrás entonces que gira en torno a tres gastos inevitables: comer, vivir (que incluye tanto dónde, como las utilidades mensuales) y movilidad. Si estás usando el dinero de manera equilibrada, la suma de todos los gastos de esas tres actividades supone 2/3 de tu presupuesto mensual. Si estás sobrepasando esa proporción con creces, recomiendo que examines lo siguiente:

Tus hábitos alimenticios; ¿comes mucho fuera o para llevar, o compras comidas preparadas en vez de cocinar? Tu presupuesto alimenticio debería rondar el 9-12%, como mucho el 14% si de verdad no sabes ni tienes tiempo de cocinar. Si te pasas de eso, deberías buscar cómo recortar el gasto. Y si no sabes cocinar, piensa que no sólo es un conocimiento básico de supervivencia, una vez la gente aprende a cocinar bien es algo que se convierte en cuestión de orgullo. Si eres soltero/a y no te apetece cocinar para uno, aprende a hacer las comidas que más te gustan. Las haces para más de uno y así tienes para varios días o para congelar.

Dónde vives; no me gusta decir esto pero hay mucha gente que vive en sus hogares porque son bonitos, o modernos, o porque se consideran de lujo. Si te gastas más de un tercio de tus ingresos en tu vivienda cada mes, estás viviendo más allá de tus posibilidades. Si bien es probable que te lo puedas permitir, la realidad es que estás perdiendo en ahorros. Asimismo, mira tu consumo energético. Aprende a apagar aparatos de noche o cuando sales en vez de dejarlos en la función de “dormir”, ya que siguen consumiendo el 3-5% de la energía que el aparato consume encendido. Desenchufa los cargadores que no estén en uso, porque siguen consumiendo cuando no los usas. También convendría mirar si tus gustos en calefacción y aire acondicionado resistirían ser suavizados un poco.

Tu/s modo/s de transporte; ¿vas a todos los sitios en coche? Averigua sobre la posibilidad de usar un servicio de compartir vehículos y así algunos días ni tendrías que conducir. Ahorrarías en gasolina y en neuronas, ya que no tendrías que estar siempre con el ojo en la carretera.



Gastos discrecionales

Una vez examinados los gastos mayores, tendrás gastos que desearás tener todos los meses: el gimnasio, compromisos sociales, hobbies, lo que sea. Si bien son gastos que son una parte esencial de tu estilo de vida, no está de más examinarlos a ver si hay manera de ahorrar en ellos. Así que sugiero que durante un par de meses examines tus gastos discrecionales: salud, entretenimiento, cafés, pequeñas compras que no son necesarias, todas esas cosas. Divídelas en categorías, y podrá sorprenderte, que quizás el dinero se te esté yendo donde no te imaginabas. Y además hay otros modos de ahorrar en general, usando un poco de ingenuidad y discreción a la hora de realizar ciertas compras.


Por ejemplo, si tienes un gimnasio que está cerca de la oficina o de casa, te ahorrarás el gasto (y tiempo) de transporte si tienes que conducir el coche 20 minutos para llegar al que estás inscrito/a. La idea es examinar tus gastos con sentido común y ver la posibilidad de mantenerlos, con menor coste. Compra ropa de deporte a final de temporada para aprovechar las rebajas. Si te gusta leer, en vez de comprar libros nuevos siempre, considera ser mejor con el medio ambiente y visitar una tienda de libros de segunda mano. Y si eres de los/las que les gustan esas pequeñas expediciones de mirar escaparates pero sabes que nunca te escapas sin comprar algo… ¿por qué no pruebas alguna vez a ir con amigos/as a tiendas de ropa de segunda mano? Se pueden encontrar auténticos tesoros.


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