sábado, 10 de octubre de 2015

El Abuso Financiero a Ancianos, parte 1: Detección y Ayuda


Mi carrera en banca comenzó en uno de los bancos más grandes de EEUU. Trabajaba en una sucursal pequeña en Maryland y, a veces, tenía que trabajar en la caja externa que atendía a clientes en sus coches (el drive-thru). Conocí a personajes variopintos allí.

Entre ellos recuerdo a un par, una anciana que venía con su sobrina. La sobrina vivía cerca de ella y había empezado a ayudarle cuando había cosas que no podía hacer sola. La llevaba a varios sitios en el coche, al banco, a comprar la comida, etc. Con el paso del tiempo me familiaricé con ellas y hablábamos de esto y aquello. A veces la sobrina venía sola a mi ventanilla. Cobraba cheques en efectivo e iba a hacer la compra, o a pagar cuentas.

Pasado más de un año de conocerlas, me llamaron un día a una reunión con la presidenta de la sucursal. Me preguntaron detenidamente sobre estas dos mujeres, preguntándome por qué había cobrado cheques para la sobrina y les dije la verdad, que venían juntas a menudo y no, no había notado ningún tipo de actividad rara ni nada sospechoso. De hecho no sabía cuál era el problema.

Resultó ser que la sobrina era drogadicta y había estado gastándose todo el dinero de su abuela en drogas. Esto sucedió en 1995, muchos años antes de que el concepto de abuso financiero a ancianos existiese siquiera, y le fue imposible a la familia hacer nada por resolver el problema. De cualquier modo tengo entendido que en el banco habíamos seguido todas las reglas, pero no detectamos la situación. En aquella época no sabíamos de este tema.

Este año unos 50 millones de personas en EEUU serán mayores de 65 años, y 5 millones de éstos serán mayores de 85. Lo siento si sólo doy estos datos sobre EEUU; no es porque esto no sea un problema global, que lo es, sino porque no tengo datos de otros países. La población mundial envejece y la situación económica general de muchos países es proclive a este tipo de crimen.

Es por esta razón que este mes vamos a tener una serie de tres artículos sobre el tema; porque en la Cooperativa creemos que la concienciación social sobre este crimen es la mejor ayuda que podemos dar a la gente que puede ser víctima de él.

Hoy hablo de las señales indicativas que te pueden ayudar a ver si un anciano en tu entorno es víctima de este abuso y no te has dado cuenta.



¿Quién comete este crimen?


Hay muchos indicadores pero hay características comunes en muchos casos que se han llevado a corte:

  • Familiares de un/una anciano/a, incluyendo hijos, nietos, y los cónyuges de estos. En estos casos de familia cercana, los criminales siempre tienen las mismas excusas de su comportamiento: adicciones o problemas económicos; una mala relación con la victima que les da un sentimiento de derecho reivindicativo a robarles el dinero; miedo a que la víctima se enferme y use el dinero que deberían heredar -qué cara dura ¿no?-; y también otros que tienen una mala relación con el resto de su familia y quieren quitarles su futura herencia: para gustos, colores. 
    Muchas personas han cedido
    propiedades sin darse cuenta
  • Timadores profesionales que viven de timar a los ancianos. Entre ellos se hallan los timadores-amorcito, los cuidadores profesionales así como los asistentes personales que utilizan su posición de confianza para cometer el crimen; gente que contacta a los recientemente enviudados diciendo ser amigos de antaño del/de la difunto/a, y timadores itinerantes que ofrecen servicios de arreglos o ayuda en el hogar. 
  • Comerciantes sin escrúpulos que cobran de más a la gente mayor, aquellos que usan su empresa para obtener la confianza de la víctima y después robarles, y aquellos que usan prácticas de negocios engañosas e injustas.

¿Están a riesgo de ser víctimas de este crimen todas las personas mayores?


En teoría sí, porque no es cuestión de la persona sino de una serie de circunstancias. Y las circunstancias de las cuales se aprovechan estos criminales son específicas:

  • Ancianos que viven solos, que de siempre se consideran independientes y se sienten orgullosos de ello;
  • Personas que se hallan aisladas, se sienten solas o han tenido una pérdida de un ser querido muy cercano recientemente. Estas personas, por su situación emocional, son más dadas a confiar en extraños y permitirles entrar en sus vidas. 
  • Personas mayores en las primeras fases de pérdida de facultades físicas y/o mentales. A menudo se niegan a permitir que la familia o los amigos ayuden, y es más fácil que acepten ayuda de otros que no son allegados, y así sienten que mantienen su libertad. 
  • Personas que no están familiarizadas con sus propias finanzas porque alguien se encargaba antes de todo y ahora lo tienen que hacer ellos;
  • Ancianos con familiares que están sin trabajo y/o tienen problemas de adicción o financieros.


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