martes, 30 de septiembre de 2014

Guía para Comprar el Primer Hogar. Parte II




Cuando encontréis la vivienda
Tenéis dos opciones. Si estáis precalificados para la hipoteca con una carta, podéis hacer una oferta directamente. De no ser así, tenéis que conseguir un prestatario que os diga que os financia. Si para este momento no habéis escogido prestatario, es hora de buscar pero con mayor rapidez ya que dependiendo del mercado las casas pueden estar a la venta un mes, o un día.

De cualquier modo antes de hacer la oferta tenéis que estáis seguros que os podéis

permitir la compra. Y antes de hacer la oferta consultad con vuestro agente. Si la casa lleva un tiempo a la venta o va a haber un gran proyecto urbanístico en la zona, podéis intentar ofrecer menos del precio oficial. Y si las viviendas se venden como rosquillas en ese vecindario, os pueden sugerir que ofrezcáis más. Asimismo, podéis poner condiciones en la oferta. Conozco a una mujer que se enamoró de una casa alpina en un lago del estado de Washington, y le encantaban los muebles a medida que tenían en el porche externo que daba al lago, así que pidió que los muebles se incluyeran en la venta. Y se los dieron.

Una vez presentada la oferta, va a ocurrir una de tres cosas:

  • Os aceptan la oferta (¡hurra!),
  • Os niegan la oferta, explicando la razón, o
  • Empieza una guerra de ofertas con otro comprador.
Las guerras de ofertas tienen lugar cuando dos o más compradores están interesados en la misma propiedad. Podéis dejar que la obtengan, o intentar hacer una oferta mejor.

Sea como fuere, una vez alguien acepta vuestra oferta, tenéis que dejar una señal de buena fe, que indique vuestra intención de compra; esto no es la entrada. La señal pasa a formar parte del fideicomiso de compraventa y se descontará de lo que tenéis que pagar a la hora de firmar el contrato.


El periodo de fideicomiso
Es la carrera donde la meta es la firma del contrato de compraventa. Sin contratiempos este periodo dura más o menos un mes. Durante este tiempo tienen que ocurrir muchas cosas:

La tasación. El prestatario necesita cerciorarse de que la vivienda vale lo que pide el vendedor por ella. De este modo sabe que se está concediendo un préstamo con colateral válido.

Durante este tiempo vosotros estaréis además presentando una serie de papeles para

procesar la hipoteca: estados de cuenta, historiales de saldos, prueba de que tenéis el dinero de la entada, etc. Es mucho pero son cosas manejables. Una vez presentada la petición de crédito, en breve recibiréis el Estimado de Buena Fe.

También vais a necesitar una inspección inmobiliaria. Se hace para aseguraros que estáis comprando una vivienda en buen estado y sin daños inesperados.

Mientras todo es
o tiene lugar, habrá una serie de procesos ocurriendo tras bastidores: la búsqueda del título, la obtención de seguro de vivienda para vuestro nuevo hogar –este es requisito- y quizás tengáis que hablar del seguro de hipotecas o buscar una hipoteca adicional del 20% si no tenéis el dinero de la entrada y queréis evitar pagar seguro hipotecario.

Y por fin entráis en la recta final, el cierre del contrato. El día anterior recibiréis del prestatario un documento importante, la Página de Cierre. En ella veréis todos vuestros gastos relacionados con la compra de la vivienda y el proceso de obtener la hipoteca, así como los gastos que va a pagar el vendedor. De este modo si detectáis un error o problema, hay tiempo antes del cierre para solucionarlo.


El día del cierre firmaréis el contrato de compraventa y el contrato de la hipoteca. Es un proceso que lleva tiempo y usualmente tiene lugar en una agencia de compraventa, junto a un grupo de contables, un notario que certificará todo y a veces hasta un abogado. Vais a firmar y a poner iniciales en una gran pila de papeles.

Y con esto normalmente os dan las llaves de vuestro nuevo hogar. A veces se hacen arreglos que permiten al vendedor un tiempo más para vaciar la vivienda y mudarse.


Y ahora que tenéis casa, ya está todo ¿no?
No. Ahora tenéis que empezar a ahorrar para el mantenimiento de la vivienda. Hay costes que cuando vivíais de alquiler los pagaba el casero, y ahora los tendréis que pagar vosotros: el fontanero, electricista, electrodomésticos que se rompen y hay que remplazar; y si vuestra vivienda es una casa, las reparaciones de goteras, caldera, etcétera, todas estas cosas van a ser vuestra responsabilidad y tenéis que tener un fondo para contingencias.

No sólo eso, parte de este plan de contingencia debería usarse para el mantenimiento

regular de la vivienda, por dentro y por fuera. Esto se hace por seguridad y también porque el buen mantenimiento ahorra dinero de averías por descuido. Y cuidando de la casa mantenéis e incluso incrementáis su valor.

Hablando del valor, no contéis nunca con el valor líquido de vuestra vivienda como fondo de retiro. No sabéis cuándo vais a tener un imprevisto que os fuerce a vender y, si tenéis hijos, quizás en el futuro decidáis dejarle la casa en herencia. Además, si sois pareja, el precio de la vivienda probablemente no sirva para pagar una residencia para ambos. Por eso, seguid ahorrando para la jubilación.

Un consejo final: no empecéis a remodelar lo innecesario inmediatamente. Aunque no os guste la cocina, o el armario del pasillo, la casa es vuestra. Os sobra tiempo para planear estas mejoras, acabáis de obtener un crédito enorme y esto supone un gran choque a vuestras finanzas. Tomaos un tiempo para acostumbraros a la nueva situación antes de buscar gastos nuevos que no urgen. Además, las cosas se planean mejor detenidamente.

Y por fin… ¡disfrutad de vuestro primer hogar!

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