Recientemente la Cooperativa ha lanzado una campaña de préstamos para irse de vacaciones, usando la frase “vacaciones de sus sueños”. Y pensando en eso se me ha ocurrido hablar de eso, de viajes.
Creo que todos los países tienen la habilidad de sorprender tanto al nativo como al viajero. Todos tenemos recuerdos de un lugar recóndito, una zona o región que es completamente distinta a lo que uno esperaba encontrarse, de esos lugares que se quedan con nosotros. Para mi este lugar es Asturias, una de las provincias del norte de España.
Cuando la gente piensa en España, ¿en qué piensa? El playero, lo primero que va a saber que España tiene el récord de número de playas de bandera azul del mundo, y que tiene kilómetro y kilómetros de ellas. El viajero culto sabrá de Madrid, Barcelona Toledo, Sevilla, Córdoba y la lista sin fin de monumentos y museos que hay en estas y otras ciudades milenarias españolas.
Esos gigantes quijotescos... |
El viajero religioso también conoce España por la Ruta de Santiago, una de las más populares peregrinaciones de la cristiandad que perdura hasta el día de hoy. El turista explorador reconocerá España como poseedora de cientos de senderos y escaladas, entre las cual se cuenta el infame Caminito del Rey malagueño que saltó a los cabeceros de prensa mundiales hará un par de años por ser el sendero más temible del mundo. Siento informaros que, dada la mala fama que adquirió la provincia de Málaga por poseer tal prodigio, el gobierno se gastó el dinero por fin para arreglar el Caminito y aunque sigue siendo escabroso, ya no es lo que era. Y para aquellos que no saben de qué hablo, he aquí el video que hizo el Caminito tan famoso.
Pero al norte de todo esto, muy al norte, a medio paso entre los Pirineos y la ciudad de Santiago yace la España verde. Tierra de encinos, hayas y helechos, de montañas que ya eran viejas cuando había dinosaurios pateando sus laderas; tierra de los mil valles secretos que se esconden entre ellas. En el corazón de esta zona verde se halla Asturias, mi sitio predilecto.
En verano, cuando despiertas allí, la mayoría de esos valles se ven envueltos en niebla.
Si te das prisa, tras desayunar puedes subir las colinas hasta que te topas con el sol; y si miras atrás, al pueblecillo oculto en la niebla, verás que en cuanto el sol empieza a calentar, esa niebla sube y sube, hasta que te rodea y te ignora, de camino al cielo, donde se evapora, dejándote la impresión de que quizás lo habías imaginado; y te encuentras solo en una colina tan misteriosa como verde, tu solo, con los mirlos, los helechos cubiertos de rocío y algún que otro arbusto de moras.
Y según viajes irás conociendo a sus gentes, de apariencia tan austera pero tan cálidos y simpáticos en cuanto haces conversación; tanto que si entablas una amistad fugaz con algún pastor del lugar, te sentará en su tocón, quizás de un avellano que partió un rayo hace muchos años, para contarte sobre la comarca, sus historias y su folclore; ycuando te despidas, quizás lo hagas con la promesa de poner la foto que has sacado del pastor junto a la vaquilla “Canela” que nació apenas hace un mes, en su muro de Facebook; y con una bolsa de avellanas fresquísimas, cogidas ese mismo día, y que ha compartido contigo de su zurrón.
Tarde o temprano –y si buscas bien- te toparás con el municipio de Cangas de Onís, corazón de la tierra sidrera de España.
El puente romano de Cangas de Onís |
Asturias es tierra de caminar, con resultados espectaculares. Pateando esos senderos monte arriba, monte abajo, te encontrarás con todo tipo de curiosidades gratas; una fontana natural, que no es más que un caño que sobresale de la pared de la montaña, con un hilillo que agua que nunca cesa.
La vieira jacobina |
Pero quizás el viajero moderno no tiene tiempo para caminarse todos los senderos de Asturias de a una; tanto monte lleva su tiempo y, de no ser que vayas solo a eso (en cuyo caso es una suerte de paraíso), tendrás coche. Entonces te recomendaría ir a Covadonga, un lugar lleno de historia.
El Monasterio de Covadonga |
Hoy en día en Covadonga hay un monasterio muy bonito que llega hasta la gruta, por encima de las aguas cristalinas, y muy cerca de allí están los tres lagos que atraen a muchos visitantes, así como la vuelta ciclista de España, en todas sus ediciones.
Uno de los lagos de Covadonga (¡no recuerdo cual!) |
Si ves que con tanto paisaje necesitas tu poquito de cultura, hay dos iglesias que no te debes perder, Santa Maria del Naranco y San Miguel de Lillo. Ambas fueron consagradas en el mismo año, el 848, que debe haber sido un año muy bueno en lo que a la construcción se refiere porque ambas están ahí, tan panchas después de mil ciento y pico años. Son joyas del arte románico, y muy dignas de visitar.
San Miguel de Lillo |
Y eso es todo (que no es poco). Podría contaros mucho más de Asturias, es un lugar que me ha gustado de toda la vida, y las cosas que he hecho y visto allí se quedarán siempre conmigo. Espero que te haya inspirado, eso sí, y que algún día lo visites.
¿Tienes tú un lugar como este en tu vida, un rinconcillo del planeta que conozcas bien, repleto de buenos recuerdos? ¿Por qué no nos lo cuentas? Mándame un correo electrónico y en unas 1500 palabras me lo cuentas, con fotos también, si quieres, y lo puedes compartir con el nuestro de nuestros lectores. Puedes escribirme en inglés o en español, yo me encargo de traducirlo al otro idioma. ¡Anímate!
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